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HOUSE.

14.2.14



Hoy ha sido uno de esos días en los que me ha dado otro ataque en el tren donde todo me picaba y no podía parar quieta en mi sitio, he intentado leer pero eso solo me ha puesto más nerviosa. Sabía que la gente me miraba de forma rara pero no podía evitar sentirme terriblemente angustiada por los picores que sentía en todo el cuerpo rascándome sin parar por culpa de haber visto uno de los patrones ya mencionados, hasta que lo único que ha logrado calmarme un poco ha sido contar los puntos que forman las letras del libro que leía. 

No somos diferentes, no somos 'aliens’ ni distintos a la gente que nos rodea. Que veamos el mundo de otra forma no quiere decir que no podamos encajar en algún sitio de este mundo. Muchas veces todo se reduce al complejo y misterioso mundo de las convenciones sociales el cual jamás terminaré de entender por más que me lo expliquen por activa y pasiva.

Los aspies odiamos las contradicciones - o por lo menos la mayoría - y para hacer esto más claro os pondré un ejemplo que me llamó la atención e indignó de igual manera: la famosa croqueta de la vergüenza (?) (croqueta de la vergonya en catalán de toda la vida). Me explico, ese típico trozo de comida que queda y que todos desean y nadie se atreve a pedir/coger por miedo al qué dirán: eso es una contradicción.
No logro comprender porqué al final la croqueta de turno tiene que terminar yendo a la basura solo por quedar bien cuando lo lógico es que si tienes hambre o te apetece la cojas. Que si alguien dibuja o hace algo mal nadie le diga que lo hace mal y todo sean '¡Oh que bonito, que bien que lo haces!', no hace falta decirlo de malas formas... pero alguien debería decírselo ¿No? 

Puedo comprender que a la gente le ofenda que digamos lo que pensamos pero tengo que admitir que por lo menos en mi caso es como una fuerza que me dice 'O lo dices o explotas' y como decida callármelo puedo estar dándole vueltas al asunto durante horas o ponerme muy nerviosa. Realmente no actuamos así por maldad sino para tratar de encontrar - o que alguien nos dé/explique con calma y paciencia - una respuesta a la disyuntiva que se ha formado en nuestra cabeza y que no sabemos por dónde agarrarla. 

Seguramente si nos dan una explicación lógica - razonable, coherente, con sentido - logremos entender que está sucediendo pero es probable que muchas veces ni aun así salgamos de nuestro estado de obcecación donde A es A y B es B. Rigidez mental: cuando pasa eso, es mejor no insistir. 


"A veces me gustaría gritar que tengo Síndrome de Asperger, no para justificar mi comportamiento sino para que me ayuden a comprender una situación que para la mayoría no necesita explicación. Siempre tengo la sensación de que la gente actúa como si tuviera información que yo ni siquiera sé dónde buscar. [...] Las emociones están, lo difícil es identificarlas y aún más expresarlas en la intensidad y de la forma correcta." - El Síndrome de Asperger y yo, desafiando el autismo.

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