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4.00 am: Amsterdam

26.6.11


Fruto de un rol con Ayako. (Lady Moth)
La música que suena en el local/restaurante es esta

"9.00 pm: Suciedad"

"Hoy amanece en un nuevo dia en Amsterdam, el pronostico de hoy es un dia nubl--" Apagó el televisor y dejó caer el mando encima del sofá mientras se secaba el pelo mojado con una toalla. La claridad de la mañana se colaba por las cortinas entreabiertas. Cuando terminó la dejó sobre un sillón y se abrochó la camisa. Luego cojió su paquete de cigarros y abrió la puerta para salir... 
Las luces del pasillo del hotel estaban encendidas e irradiaban aquella luz tan envolvente cómo igualmente habían hecho varias horas antes. Un sonido recorrió el pasillo  acompañado de una alta figura que se introducía en éste. Sebastiën tras cerrar la puerta de su habitación caminó con sinuosidad y lentitud, escuchando cómo la textura de la moqueta que poblaba el suelo se abría bajo el paso de sus sucias plataformas. No había conseguido dormir. El hambre de casi todo un día sin llevarse nada a la boca unido a la incertidumbre de pasar una noche en un lugar tan lujoso por petición cuanto menos generosa del propietario de dicho hotel le escamaba como tantas cosas revoloteaban la mente del muchacho en esos momentos. Por lo tanto, decidió abandonar temprano la habitación por si se le presentaba a la mañana siguiente algún tipo de incidente. En ciertas ocasiones, es normal y casi de esperar esa generosidad. Sebastiën no sabía los motivos concretos los cuales llevaron a aquel hombre a entregarle la suite.

Pese a que estaba pagada podría haberla puesto accesible como cualquier otra habitación esa noche. Conforme Sebastiën caminaba por los pasillos y a su mente volvían esos pensamientos no pudo evitar que por sus labios surcara un atisbo de sonrisa:
- Puede que le haya gustado.. 
Suspiró con suavidad cuando ya se encdontraba frente a uno de los ascensores que albergaba la planta y tras llamarlo , rió con suavidad: 
- Se parece tanto a Peter..  
Avanzó por el pasillo silenciosamente, le molestaba cualquier ruido, inculsive el de sus propios pasos. Le gustaba que todo lo que le rodeara estuviera impoluto y a medida que andaba iba repasando que fuera así, esbozó una sonrisa rememorando las notas de su pianista favorito que aùn revoloteaban por su cabeza sumido en un trance de "felicidad", dobló una esquina y le vio allí de pié, esperando el ascensor. 
El joven holandés de volvió lentamente cuando oyó los pasos del propietario tras él. Su expresión cambió de forma radical, volviendo así, a ese semblante frío y de gesto duro. Con un leve pestañeo volvió la cabeza hacia delante de nuevo sin una palabra de cortesía y cuando las puertas del ascensor se abrieron ante él entró lentamente y pulsó la planta baja a la cual pertenecían recepción, el salón, el restaurante y, lo que a él más le interesaba en esos momentos, la salida.
Pensó que le estaba siguiendo, quizás incluso ya habían llamado a la policía. Cerró los ojos durante unos segundos pensado lo incauto que había sido y que tra shaber salido de la habitación, debería haber prestado atención a las posibles cámaras de seguridad que podrían haber estado situadas cerca y grabado su salida. Suspiró avergonzado, si la policía se hacía con él llamarían irremediablemente a Peter y sabía perfectamente lo mucho que su hermano se inmiscuía en esos asuntos, no solo por ser abogado, sino por su forma de ser. Desde pequeño le ha protegido y ha mirado por él, de hecho a esas alturas de su vida y pese a ser aún muy joven le debía muchísimas cosas y, por supuesto, un arresto policial no era la mejor forma de compensárselo. 

Salió apurado de la máquina y cruzó el vestíbulo hasta recepción conforme aminoraba la marcha. Ante todo, tenía que aparentar normalidad pues ya su ropa destacaba notablemente en la estancia y seguro que era recordado por el personal por el numerito que se formó la noche anterior. Sonrió con una falsa dulzura mientras dejaba la llave sobre la mesa y acariciaba lentamente la suave madera:

- Esta es la llave de la tercera suite de lujo.. la de la sexta planta..

- Gracias por su estancia - unas manos esbeltas, como "de pianista" cojieron las llaves


Sus ojos se desviaron a aquellas manos. Sentía predilección por aquella parte del cuerpo, no se trataba de ningún tipo de fetiche, pero creía que con tan solo la rápida visiónde las manos de una persona podías intuir cómo era. Pues al fin y al cabo, las constumbres crean a la persona como ente y dichas constumbres se reflejaban en las manos.
Alzó la mirada a sus ojos, la segunda parte del cuerpo por la cual sentía esa extraña predilección:
- Son unas manos preciosas.. Quizás mejorarían su presencia si no fuesen acompañadas de ese caro y horrible traje.. Cuánto te costó? 2000? 3000? o quizás más de 10.000? A juzgar por esa firma de ropa yo apostaría por la última cantidad...podrías invertir ese dinero en cosas más productivas.. como las tapaderas de los grandes ricos, ya sabes.. erradicar el hambre del mundo y cosas así...incluso sacar a putas de la calle, serían unas esposas perfectas, no crees?  Serviciales, bonitas y fuera de ese ambiente incluso  te pedirán que las trates con delicadeza.
- Puede que eso sea cierto pero no tengo interés en personas superficiales - le miró con esos ojos azules - cuando huelen el dinero se arrastran y siempre desean mas y mas ... me equivoco?
Sebastiën rió con suavidad: 
- Yo creo que serían muy cariñosas..
-Demasiado vulgar- espetó él.

Mantuvo sus ojos claros sobre la profundidad de la mirada de aquel hombre. Comenzaba a resultarle interesante aquella charla. Puede que al fin y al cabo, solo fuese un paranoico y la policía no le esperase fuera del edificio como perros de caza que esperan ver aparecer las orejas de un conejo:
- Y ahora llega la parte en la que te toca decir que eres uno de esos tíos con fetiches extraños como lamer entre los dedos de los pies o ver a chiquillas jugando con globos..
Su interlocutor se rió suavemente - Si eso le complace, lo puedo decir.
Se mordió el labio con una leve carcajada, desviando la mirada y bajando levemente la cabeza:
- La verdad es que no.. no me complacería.. y teniendo en cuenta los energúmenos que entraron aquí borrachos, gritando y con unos gestos tan desagradables e impropios de una institución tan formal.. le tomo la palabra en esa última afirmación..
- Nuestro objetivo es crear de ese lugar un "segundo hogar" para nuestros clientes.

Sebastiën asintió una vez más mientras se colocaba el abrigo en el otro brazo. La prenda pensaba y pese a que la habitación era cálida gracias a la calefacción, el grosor de aquel material había impedido que se hubiese secado completamente.
-A decir verdad pasé hambre anoche, pero como cabe de esperar, con la intención de no inoportunar más.. decidí no llamar a recepción.. Y por cierto.. - sonrió con
una leve carcajada contenida entre sus labios- no se ofenda.. pero el lema es horrible..
- Seguro? yo creo - dijo saliendo del mostrador - que a usted le va perfecto.
Una vez el se hubo ido, el joven suspiró mientras tomaba la factura de la suite y la firmaba torpemente. No quería que se pareciese mucho a su firma original por miedo a unas posibles reclamaciones, ya que él no habí apagado aquello y ante un juicio, puede que aquel hombre no fuese tan benevolente. Sususrraba poco a poco mientras escibía y rellenaba aquel papel "la suciedad  degradación.. demasiadas cosas.."

Cojió aire mientras sus ojos se depositaban en la salida del hotel y dejaba el bolígrafo encima de la mesa de recepción. Su mano volvía a acariciar aquella cálida y suave madera una vez más mientras cerraba los ojos durante unos segundos para perderse en tal delicioso tacto.

El estaba de pié con una flor en la mano.. mirandola con un cierto atisvo de ternua. La luz se colaba por los anchos y grandes ventanales iluminando el restaurante ahora desierto.. se notaba que la gente que allí se alojaba tenía dinero.. nisiquiera se molestaban en ir a almorzar, seguramente lo pedían a sus habitaciones. Con un ligero movimiento acercó los petalos blancos a su rosto oliendo la debil fragancia y sintiendo la humedad. Seguramente las habian regado vaporizando agua sobre ellas, lo notó por las diminutas gotitas que alli encima se depositaban.
Al entreabrir los ojos y observar la escena le fue imposible reprimir una sensación de ternura hacia aquel hombre. Sus ojos se posaron en él y pese a que comenzó a colocarse el abrigo mojado, cuando hubo terminado aún le resultaba complicado apartar la mirada de él. Le encantaría poder sentirse como en esos momentos lo hacía el hombre, quería que una sensación cálida recorriese su cuerpo, la ternura de un recuerdo, la felicidad que le transmite
o cualquier otra maravillosa sensación que le pueda regalar un ser tan simple y a la vez tan complejo y hermoso como una flor...

Con delicadeza dejó la flor en el jarrón de cristal y suspiró quedanose de pié sin hacer nada. Ese chico... le recordaba a tantas personas. Le habría gustado poder charlar mas con él, era fascinante su forma de ser, solo con unas pocas palabras habia captado su atención.. por eso no le gustaban las prostitutas, por su vulgaridad. Entrecerró los ojos pensativo; por eso habia creado ese hotel, para intentar rodearse  de gente que le complaciera intelectualmente, pero solo venía "purria" con "mucho dinero".

Su burbuja estalló cuando el hombre se quedó quieto. Continuó observándolo durante unos minutos más y luego apartó la mirada con un angustioso suspiro. Se cerró bien el abrigo sobre su cuerpo tomándolo y cruzándose de brazos intentando de esa forma esconder su figura. Se sentía mal, sucio.. quizás aquel hombre había dejado la flor allí porque había adivinado que le estaba observando de esa forma tan fácil de malinterpretar por su expresión. Pero había sido
todo lo contrario, este le habia conseguido transmitirle atisbos de ternura con esos delicados gestos.
Sebastiën salió de allí a paso rápido,mientras las plataformas resonaban conforme el suelo abandonaba la moqueta y daba paso al reluciente mármol. Empujó con fuerza una de las puertas giratorias y con igual rápido ritmo caminó hasta encontrarse de nuevo en la calle y aquel aroma que ya le hacía sentir que estaba en casa.

****

El joven holandés durante varios días después a la extraña experiencia del hotel se mantuvo en casa trabajando en varias ilustraciones  con la única finalidad de despejar su cabeza durante un mínimo de tiempo de lo acontecido con aquel hombre moreno de ojos azules.
Pese a su forma de ser y concebir el mundo es ilustrador de cuentos infantiles y esa extraña y delicada visión de lo que le ronda le es beneficioso para ciertos trabajos y consigue lo que los editores pretendías obtener para las otras de su editorial.
El tercer día tras ese primero marcado por el hotel comenzó como tantos otros. Despertó y de dió una ducha con agua fría. Pese a que era invierno, intentaba compensar a Peter sus inacabables gestos de generosidad y , po lo tanto, reducía los gastos que pudiese ocasionar el mantenimiento de su apartamento al mínimo.
Vivía en un ático en el centro de la ciudad. Era espacioso como cualquier ático,pero también tenía sus desventajas: más calor del habitual en verano y más del frío que se espera en invierno. Por lo demás, la decoración vintage era la que cabría de esperar de una persona como Sebastiën que se limitaba a escasos gastos. La cocina era comedor, el salón no era nada fuera de lo normal y constaba de dos habitaciones y un estudio así como un baño. De haber 
tenido otro tipo de muebles y decoración,podría pertenercer a un adinerado joven.

Almorzó un revuelto de huevos y verduras mientras dibujaba los primeros esbozos de las ideas que le habían pedido en su trabajo hasta que oscureció. Miró por el ventanal que inundaba una de las paredes del salón. El sol culminaba en el horizonte, por lo que apenas en esos momentos le regalaba la suficiente luz para dibujar sin maltratar la vista. Suspiró observando cómo la ciudad comenzaba a encender sus luces y así se rendía ante el encanto de 
la noche. Pensó que quizás ya era hora de tomar el aroma del asfalto y la envolvente humedad de las calles de Ámsterdam.
Vistió como tantas noches, pues su armario solo albergaba ropas de esa línea: unos pantalones desgastados vaqueros grises, el chaleco de lana negro de días anteriores y un chaleco abierto gris oscuro. Por supuesto, las plataformas no fueron reemplazadas por otro calzado en esta ocasión. 
Se observaba en el espejo conforme se vestía y estiraba su cuerpo. Se acercó lentamente a éste y pintó sus ojos para difuminar luego aquel ennegrecimiento con la yema de los dedos y dándole así una apariencia más sucia. Tomó un vaso de agua y salió del apartamento con las llaves en uno de los bolsillos del pantalón.
Las calles le resultaron revitalizantes. Comenzó a andar sin un rumbo fijo con la sinuosidad la cual su cuerpo hacía gala. Intentaba no tocar a la gente, detestaba el contacto espontáneo de aquella forma. Sacó un cigarrillo y tras prenderlo volvió a fumar.
El humo perfumano se tornaba sobre su rostro y ocultaba su identidad a las miradas ajenas. Observó las luces de neón enamorado completamente de ellas "Son tan hermosas.. Son belleza artificial.."

El andaba oir las frias calles embutido en su abrigo de Armani y las manos en los bolsillos, mientras entre sus labios había un cigarrillo recién encendido. En cierto modo echaba de menos su ciudad, mucho mas animada con anuncios centelleantes por las calles y las androgenas voces de las mujeres que aparecían en las inmensas pantallas públicas anunciando diversidad de productos. Ese sitio le parecía un enorme ser vivo agonizante, cuando no llovía estaba nublado y, aunque a su manera le gustaba - amante de la lluvía -  pero habia poca gente interesante. Sin quererlo se vió pensando en ese extraño chico que hacia dias habia visitado su hotel... que haría ahora? "Da igual" pensó mientras sacaba la mano para echar una calada y dejar su boca libre para aspirar el frio aire de la noche; Las luces empezaban a encenderse anunciando una  nueva urbe que despertaba llena de corrupción, decadencia y suciedad. pero a la vez envolviendolo todo en su abrazo magico. 

Sebastiën se cruzó con aquella figura de aroma similar a la del hombre de hace tres noches. No estaba seguro si era él o no. Nunca había tenido mucha memoria ni se había encontrado lo suficientemente cerca como para saborear aquel aroma que desprendía su piel. Una vez más, el humo cubría parcialmente su rostro y en esos momentos, se alegró de ello pues posiblemente un leve rubor en esos momentos estaría surcando sus mejillas.
Entró en una de las puertas de aquel callejón, la que pertenecía a uno de los locales que él solía fecuentar. Abrió y se introdujo en la música y el humo que inundaba la estancia, en busca de algún tipo de compañía, bien de un agradable joven o el cariño que le daría una copa de alcohol y a medida que avanzaba lentamente cerrando moentáneamente los ojos conforme avanzaba por el local y aspiraba el aroma a degradación que sobrecargaba el ambiente. Sonreía ampliamente y estiraba los dedos de las manos,acariciando los cuerpos que rozaban con el suyo hasta que llegó a la barra del bar.

Decidió esperar en el exterior, así que se apoyó en la pared enladrillada y tiró el cigarro encendiendo uno de nuevo. La noche iba a ser larga.

Al terminar el primer vaso ya se sentía exhausto, por lo que solo necesitó medio más para tener ese mínimo de consciencia para conocer que apartir de entonces los recuerdos que intentaría reavivar al día siguiente estarían muy borrosos.
Un joven se acercó a él. Tenía una estética punk: mowhika, piercings, cuero y tachuelas... Sebastiën se giró hacia el chico con una sonrisa,mirándole a los ojos, incluso en esos momentos parecía que estaba en sus plenas facultades: 
- Hmm.. con que estabas esperando que estuviera así para atacar, eh..? - Le tomó la mano con una suave risa,tirando de él mientras mordía su mejilla: 
- Vamos.. 
El muchacho le siguió con una sonrisa de satisfacción en el rostro conforme posaba las manos en su cintura para agarrarle con fuerza. La puerta trasera del local se abrió con fuerza debido al peso de ambos cuerpos. Sebastiën quedó entre el frío metal y el cuerpo de aquel hombre aprisionado, el cual comenzaba a subir su chaleco, dejando al descubierto su piel. 
El holandés se estremeció, no por el placer que podrían otorgarle esos gestos, sino por el frío. Cogió aire,mirando al chico que apresionaba su cuerpo: 
-Espera.. hace frío.. Vamos a otro sitio..
El muchacho se apretó más a él: 
-Así solucionado.. - Sebastiën suspiró frunciendo luego el ceño, susurrando: 
- Santo dios.. otra vez..
Seguidamente empujó al hombre para que se apartase de él, pero puede que incluso su acompañante hubiese ingerido más alcohol que él:
- No es eso lo que buscabas? huh?:..
Intentó apartarlo de nuevo: 
- No, es obvio que no. Déjame tranquilo, capullo..  - El hombre no pudo evitar reir- Grita, que seguro que con ese jaleo te escuchan..

Como cualquier hombre, conocía a la perfección la anatomía masculina, y teniendo en cuenta que una de sus piernas estaban entre las del hombre se limitó a coger aire y con un brusco y fuerte movimiento su rodilla impactó entre las piernas del hombre, haciendo que éste se tambalease y gritase de dolor ante el fuerte golpe en tan sensible zona.
Lo empujó con fuerza. Pese a lo que se podría esperar de una persona como él, su cuerpo era musculado, ya que Peter asistió casi medio año con él al gimnasio y aún hacía ejercicio para ganar confianza en sí mismo. El punk se apoyó en una de las paredes con los ojos apretados y las manos sobre la zona dolorida:
- Maldito hijo de puta!!
Sebastiën rió un poco divertido con aquello mientras se pasaba la mano por el pelo, peinándose: 
-Por una vez no he necesitado ayuda.. - Miró al punk cuando éste le espetó y no pudo evitar que esa sonrisa que abarcaba sus labios se ensanchase: - Grita, que seguro que te oyen, eh?

Sacó un cigarrillo de su pantalón mientras el punk entraba dolorido en el local de nuevo, posiblemente para avisar a algún colega que hubiese ido con él ,por lo que lo más aconsejable en esos momentos era deparecer lo antes posible. Echó a caminar rápidamente mientras mantenía la vista fija en el cigarro y cómo se prendía la llama de éste con el encendedor y tropezó contra una figura masculina que apareció de entre la bruma y la oscuridad del local 
como si de un fantasma de tratase. Dió un respingo y alzó la mirada buscando el rostro de ese observador sigiloso.

Cuando iba a comenzar a apartarse se detuvo lentamente al sentir cómo ese aroma familiar comenzaba a impregnarle y se introducía en su interior: 
- Tú..
- Me sabia mal que te fueras sin saber mi nombre. - murmuró divertido sin poder evitar evocar las imágenes que antes se habian sucedido - Aunque creo que este no es el lugar mas adecuado...
Negó lentamente introduciendo los brazos en el abrigo del hombre, entre su cuerpo y la prenda, tomando de esa forma su calidez. Apoyó la mejilla en sus clavículas, levemente encorvado ya que era bastante alto y se limitó a suspirar y susurrar: - Ai que ver.. qué frío hace.. verdad..?

Esto le cojió por sorpresa, parpadeó mirandole y esbozó una sonrisa; ese chico era un crio. Luego le apartó las manos y se sacó el abrigo y lo puso encima de sus hombros, realmente le iba grande pero abrigaba -Mejor así no? - dijo mientras ambos salían a las iluminadas calles adornadas con las luces de neón en busca de un lugar donde hablar.


Bueno, si has llegado hasta aquí te mereces un monumento :__D es la historia que empieza a nacer con un rol con Ayako y de la que estoy mas que satisfecha. La verdad es que me hacia ilusión pasar la conversación en forma de novela y aquí está. Espero poder seguir con tan fascinante relato. Muchas gracias, en especial a ella.. pues sin su niño esto no sería possible.<<











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